El Informe: ¿Fidel Castro valiente?
Si fuera tan valiente, hubiera permitido elecciones libres desde hace mucho tiempo
MADRID, España.- Leyendo sobre la visita del presidente cubano Fidel Castro a la Argentina mientras me encontraba de vacaciones en España la semana pasada, no pude evitar pensar en una de las mayores ironías políticas de nuestro tiempo: Castro todavía es visto por muchos como un modelo de valentía, cuando en realidad es el gobernante más cobarde de América Latina.
¿Castro un cobarde? ¡Seguro! Fíjense:
– A diferencia de todos los demás presidentes latinoamericanos, Castro no ha tenido el valor de someterse a una elección libre en 47 años.
– A diferencia del resto de los gobernantes latinoamericanos, Castro es el único que no tiene la valentía de permitir partidos políticos independientes. En su isla, solamente un partido —el suyo— es permitido, y quienes critican al mismo son tildados de “antisociales”. Según el último informe de Amnistia Internacional, hay unos 70 prisioneros de conciencia en la isla, y Human Rights Watch calcula el número de los mismos en 306.
– A diferencia de todos los demas líderes regionales, Castro no tiene suficiente confianza en su régimen para tolerar siquiera un periódico o un canal de televisión no oficiales. Las leyes cubanas prohíben específicamente a los cubanos publicar “noticias no autorizadas” en el exterior, y permiten enjuiciar a quienes lo hacen bajo cargos de “propaganda enemiga” que conllevan varios años de cárcel.
– A diferencia de todos los demas líderes en la región, Castro tiene miedo de permitir que la mayoría de su pueblo tenga acceso a Internet. Según el estudio Indicadores de Desarrollo Mundial 2006 del Banco Mundial, tan sólo 13 de cada mil cubanos en la isla tienen acceso a la Internet, contra 267 de cada mil personas en Chile, y 59 de cada mil personas en Haití. En cuanto al contenido de lo que se puede ver en la red, Periodistas sin Fronteras, la organización no gubernamental con sede en París, señaló recientemente que la censura de Internet en Cuba es aún peor que la de China.
– A diferencia del resto de los líderes latinoamericanos, Castro impide a sus ciudadanos salir del país sin un permiso oficial, que muchas veces es denegado. Los intentos no autorizados de irse del país son castigados con encarcelamiento.
–A diferencia de la mayoría de sus colegas en Latinoamerica, Castro tiene tanto miedo a preguntas incómodas de periodistas que generalmente sólo recibe a cronistas dóciles, y cuando viaja llena las salas de sus conferencias de prensa con sus acólitos.
La semana pasada, cuando el periodista del Canal 41 de Miami, Juan Manuel Cao, le preguntó durante una improvisada conferencia de prensa en Argentina sobre Hilda Molina, la conocida médica cubana que está exigiendo poder salir de la isla para visitar a su hijo y nietos en Argentina, Castro estalló en cólera y le preguntó “¿Quién te está pagando?”, para luego calificarlo de “mercenario” del presidente Bush.
– A diferencia de los demás líderes latinoamericanos, Castro no permite que economistas internacionales midan los datos económicos cubanos bajo estándares internacionales. Prefiere crear sus propias metodologías, y sacar sus propias cifras alegres.
¿Entonces, por qué motivo Castro es tan popular en América Latina?, se preguntarán muchos. Dos respuestas me vienen a la mente:
Primero, la popularidad de Castro es relativa. Una nueva encuesta realizada en 17 países latinoamericanos y España por la firma Ibero-Barómetro muestra que mientras Castro es visto “con simpatía” por el 67 por ciento de los ecuatorianos, 46 por ciento de los argentinos y 45 por ciento de los brasileños, su popularidad es mucho menor en los demás países de la región.
Sólo el 33 por ciento de los venezolanos, 30 por ciento de los chilenos, 29 por ciento de los peruanos, 26 por ciento de los mexicanos, 19 por ciento de los españoles y 17 por ciento de los costarricenses lo ven con “simpatía”. Comparativamente, la misma encuesta muestra que los presidentes de Brasil, Chile y México gozan de niveles mucho mayores de aceptación en Latinoamérica.
Segundo, las torpezas de la política exterior de Estados Unidos le dan munición a Castro para alimentar el mito de que es un David peleando contra el Goliat del imperio.
Ejemplo: las recientes medidas preelectorales anunciadas por Bush para ganar votos cubanoamericanos, como el plan de 80 millones de dólares para acelerar el paso a la democracia en Cuba, o las recientes acciones de Florida para prohibir el uso de fondos del Estado para viajes académicos a la isla, le vienen de perilla a Castro para mantener vigente la fantasía política de que Cuba está a punto de ser invadida por Estados Unidos.
Mi conclusión Desde cualquier punto de vista, Castro es el presidente menos valiente de la región. Si fuera tan valiente, hubiera permitido elecciones libres desde hace mucho tiempo. Si no las permite es porque le faltan agallas, o porque sabe que las perdería, o por ambas cosas.
Friday, July 28, 2006
La cobardía del máximo HP
Este artículo ha sido publicado en otras bitácoras en inglés. Por Andrés Oppenheimer aquí se lo presento en español, porque conozco a los que me visitan.
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